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Cómo enseñar a un niño a hacer frente a su ira
La ira es una emoción humana y perfectamente natural, pero controlarla cuando eres un niño puede resultar bastante complicado. Regañar a un niño cuando experimenta episodios de ira solo puede generar en él un sentimiento de culpa debido a la incapacidad de gestionar sus emociones, que todavía no puede controlar. Otra práctica muy común, pero nada recomendable, es que los padres procuren calmar los estados de ira y ansiedad del niño/a con regalos, algo que a largo plazo podría acarrear mayores problemas aún del que se trata en este artículo, ya que el niño podría aprender a canalizar su ira a través del egoísmo y de la exigencia.
¿Cómo podemos ayudar entonces a nuestros hijos para que controlen su ira?
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Enseñarles a ser conscientes de su propio estado emocional. En primer lugar, el niño debe estar al tanto de lo que está pasando con él. Podemos explicarle que la ira no es un estado vergonzoso o prohibido, ya que todas las personas nos enfadamos a veces y sufrimos este sentimiento. Debemos tener comprensión en todo momento hacia el niño, ya que esto será el principio de una buena base para el desarrollo de su autocontrol
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Método de “contar hasta 10”. Este método conocido como “contar lentamente hasta diez” puede ayudar a que la emoción de la ira (si no es excepcionalmente fuerte), no dure demasiado tiempo y pueda desaparecer tras un rato respirando con tranquilidad y sosiego. Si el niño se niega a realizar este método podemos, simplemente, decirle que hable con nosotros acerca de sus problemas de manera tranquila mientras da varias vueltas al cuarto o al salón. Junto con la energía que va desgastando mientras mueve su cuerpo, irá también desapareciendo la rabia acumulada al sentir que se desahoga contando el motivo de su enfado a otros.
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Dejar que grite. Desde hace tiempo se sabe que eliminar la ira, así como otras emociones negativas, se puede hacer mediante el desahogo. En niños muy pequeños sucede lo mismo, cualquier emoción negativa se traduce directamente en gritos y lloros. Los padres pueden enseñar a gritar “hacía dentro”, donde no se interfiera con nadie, aunque sin duda esto es difícil de hacer. Si el niño desea gritar puede convencerlo para que vaya al cuarto de baño y evitar que pueda molestar así a los vecinos, o bien podéis realizar una excursión al campo para poder hacerlo de forma cómoda y completamente libre y desinhibida. Esta podría ser una experiencia para el niño inolvidable, divertida y muy placentera.Esperamos que estos consejos ayuden a liberar y controlar la ira de sus pequeños, si ésta tiene lugar.
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